La flor de día: La Victoria Regia

La Victoria regia, también llamada Victoria amazónica, es un lirio o nenúfar de agua, es el más grande de todos los lirios de agua. Recibe otros nombres como: Abatiyú, Agoapé, Aguapé, Hoja de sol, Iguapé, Irupé, Maíz de agua, Maruru, Ninfa real, Plato de agua, Loto gigante. El nombre específico de Victoria regia está dedicado a la reina Victoria de Inglaterra, ya que fue descrita por botánicos ingleses en el s. XIX, pero se cambiaría posteriormente a Victoria amazónica haciendo alusión al sitio de su descubrimiento.

Es una planta nativa  de América meridional, incluyendo el río Amazonas. Su hogar tropical acuático se extiende por Brasil, Colombia, Perú y Guyana; en Guyana se la considera la flor nacional. Fue descubierta por Tadeo Javier Peregrino Haenke en Bolivia en el año 1801.

Científicamente se clasifica dentro del Reino: Plantae; división: Fanerógama Magnoliophyta; clase: Magnoliopsida; orden: Nymphaeales; familia: Nymphaeceae y género: Victoria.

La Victoria se caracteriza por tener hojas circulares que llegan a alcanzar los dos metros de diámetro que flotan sobre la superficie del agua sobre tallos sumergidos que alcanzan de 7 a 8 metros de largo. La hoja está sostenida por un largo pecíolo que la une a un rizoma sumergido que se hunde en el lodo. Los bordes perpendiculares de 10-20 cm, de color verde y reticulados por la cara superior, rojizos y con la nerviación dispuesta en espiral en la cara que se hallan en contacto con el agua. Este reborde impide que el agua la penetre lo que le permite sostener grandes pesos, pueden llegar a soportar hasta 20 kilos de peso. La planta está armada por todas partes, excepto por la superficie, con espinas.

La flor, tiene un tamaño entre los 20 y los 40 cm de diámetro, se abre al anochecer y se mantiene abierta hasta la mañana siguiente. La primera noche la flor es de color blanco y es femenina, sólo el estigma está maduro y puede recibir el polen. Expele un olor parecido al del albaricoque. La segunda noche la flor se vuelve rosada y masculina, las anteras han madurado y produce polen que sirve para fecundar otras flores. Los polinizadores son escarabajos de la especie Cylocephata castaneal que permanecen prisioneros durante el día siguiente a la primera noche y que, al escapar a la mañana siguiente, se cargan de polen. Florece en verano. La Victoria ofrece un fruto globuloso tipo baya que es comestible y recibe el nombre de maíz de agua.

Los indígenas usan el jugo extraído de sus raíces como tinta negra para los cabellos. Las largas hojas se usaban para envolver el cuerpo del difunto en las culturas incas y guaraní.

Hay una leyenda que cuenta que una bellísima joven de una tribu indígena, estaba obsesionada con poder tocar la luna. Pero ésta era inalcanzable. Hasta que un día, la joven vio la luna reflejarse en el río y pensó que la luna se estaba bañando así que se arrojó al río para tocarla y se ahogó. A la luna le dio tanta pena, que rescató su vida pero la transformó en una enorme flor acuática donde la luna se pudiese reflejar todas las noches... la Victoria Regia.

La Victoria Regia como esencia floral está incluida dentro del conjunto de Orquídeas del Amazonas elaboradas por Andreas Korte, su función es la de permitir la aceptación en el proceso de la muerte física facilitando el tránsito del paciente terminal. Permite afrontar con una nueva actitud todos los temores que tienen que ver con la muerte ayudándonos a entrar en otros planos de conciencia. Aceptación, apaciguamiento y elevación de la conciencia en el momento de la muerte y a lo largo del viaje del Alma.

Se considera que esta esencia está en contacto con la energía kundalini por lo que va a incrementar la vibración de nuestro cuerpo facilitándonos una mayor fluidez.  La Victoria Regia  estimula todos los procesos de transformación, no solo el que tiene que ver con la muerte; sino con todos aquellos momentos en los que se están produciendo cambios importantes en nuestras vidas. Todos aquellos momentos en los que sentimos las necesidad de abandonar, soltar, desapegarnos y trascender. La esencia actuará sobre aquellos elementos que se interponen en nuestro camino con el fin de eliminarlos. Cuando nos liberamos emocionalmente adquirimos más fuerza y eso nos permite afrontar situaciones nuevas; por eso, a las personas que están en el transito de la muerte les ayuda a liberarse de los miedos que surgen ante el gran cambio, permitiéndoles relajarse y entregarse al proceso de manera más confiada.

En los casos en los que estamos bloqueados por estructuras obsoletas de pensamiento, la Victoria nos ayudará a liberarnos de esa carga y tomar nuevos caminos. Nos hará más sensibles a los procesos espirituales en los que estemos metidos y nos dejaremos llevar de una manera más fluida. Mis energías fluirán más rápida y fácilmente. Confiaré y dejaré que las cosas ocurran.

Potencia el desapego, la entrega, la no-resistencia, la paz interior y el aquietamiento. Asimismo como la exploración y elaboración de la propia muerte.

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